8 jun 2011

Exposición de motivos

EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

El permiso de maternidad que tenemos actualmente en nuestro país resulta escaso y debería ser de, al menos, 24 semanas, para facilitar a las madres la lactancia materna exclusiva de 6 meses que recomienda la Organización Mundial de la Salud. Muchas madres abandonan la lactancia materna por la reincorporación al trabajo, otros padres no tienen grandes recursos para llevar a sus hijos a las escuelas infantiles y otros muchos desearían estar más tiempo con sus hijos antes de reincorporarse al mercado laboral.

Según explica Jorge Tizón, psiquiatra en atención primaria y psicoanalista, en su libro “Apuntes para una psicología basada en la relación” hace algunos años se llevó a cabo un estudio en la antigua Checoslovaquia, en el que se concluyó que era más rentable retribuir durante un año entero a la madre que crear guarderías; disminuían las somatizaciones de los bebés y niños menores de 3 años junto a sus madres o padres, produciéndose una clara disminución de las ausencias laborales producidas por motivos de salud de los pequeños al ser atendidos por extraños, porque dichas somatizaciones hacen referencia al estrés que conlleva la separación del pequeño de su madre o padre en edades tempranas.

Según un estudio de la Comisión Europea (Reconciliation of work and private life: A comparative review of thirty European countries, Luxembourg: Office for Official Públications of the European Communities, 2005), en otros países, como Italia (con 20 semanas de permiso de maternidad, cobrando el 80% del salario y posibilidad de solicitar un permiso retribuido de 10 meses, en cualquier momento hasta que el/la menor tenga 8 años, cobrando el 30% del salario), Austria (con 16 semanas de permiso de maternidad, cobrando un 100% del salario y posibilidad de solicitar un permiso retribuido de 18 meses, cobrando 436 euros/mes), la República Checa (con 28 semanas de permiso de maternidad, cobrando un 69% del salario y posibilidad de solicitar un permiso retribuido de 156 semanas, cobrando 113 euros/mes) o Estonia (con 18 semanas de permiso de maternidad, cobrando el 100% y posibilidad de solicitar un permiso retribuido de 239 días, cobrando el 100% con un mínimo y un máximo) ya se están llevando a cabo políticas sociales que respetan la maternidad/paternidad y la infancia.

Las últimas investigaciones (en la bibliografía del anexo 1 se muestran algunos estudios o artículos que lo avalan) han demostrado que el estrés por la separación en edades tempranas entre el menor y sus progenitores no sólo afecta a los bebés o niños pequeños; muchas madres y padres se ven afectados por tener que dejar a su hijos en edades tempranas y retomar el trabajo, presentando niveles más altos de disfunciones fisiológicas. Diversos profesionales de la salud y expertos en materia de crianza han estudiado las desventajas de una escolarización precoz de los niños, que es presentado como avance social y como un bien en sí mismo, cuando en realidad es una situación negativa para la infancia. Se está justificando como bueno para el niño lo que en realidad es una conveniencia de los adultos. Como apunta el pediatra Vicente Madrigal Díez (2009), “resulta que por obra y gracia de no se sabe qué evidencias, nuestra especie, que es la que tiene las crías más inmaduras desde el punto de vista neurológico, psíquico y social, es el único mamífero para el que es beneficioso que sus hijos permanezcan separados durante largos períodos de tiempo de sus padres”.

Según Cobos Medina, en su “Tratado de Paidopsiquiatría Dinámica” (1983), durante los tres o cuatro primeros años de vida el niño está en una fase madurativa en que es egocéntrico por naturaleza y que por ello «necesita sentirse el centro del mundo: no puede ni debe sentirse de otra manera». La masificación en las guarderías y colegios es una agresión a su individualidad que debe ser evitada en lo posible hasta que supere la etapa crítica de afirmación de la personalidad, respetando su ritmo madurativo hasta que, a partir de los tres años, adquiera la capacidad para el juego social.

Conociéndose todas las ventajas, tanto a nivel inmunológico como nutricional y vincular de la lactancia materna y de la crianza consciente, deben priorizarse las condiciones para una maternidad/paternidad más sana y satisfactoria, como la mejor inversión de futuro en salud integral. La solución no es, por tanto, escolarizar a los niños en el rango de 0 a 3 años, sino permitirles estar más tiempo con sus progenitores.

Los padres y los bebés de nuestras sociedades se merecen la posibilidad de que, si las madres y padres quieren, puedan ser ellos los principales cuidadores de sus hijos, al menos durante los tres primeros años. Sobre todo, teniendo en cuenta que, con los niveles actuales de natalidad, eso sólo ocurrirá una o dos veces en la vida.

La verdadera conciliación laboral debería basarse en compaginar el trabajo con la atención a los hijos de modo que durante tres años pudiéramos atender a sus cuidados y posteriormente nos mantuvieran el puesto laboral tras la reincorporación. Ya hemos satisfecho el derecho de los padres y madres a incorporarse al mundo laboral. Ahora toca detenernos a pensar en los derechos de los bebés y niños.

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