El otro día mi amiga Mónica me facilitó una noticia que había leído mientras iba al trabajo en autobús, que me pareció interesante compartir; el hecho de posibilitar realizar el contacto piel con piel entre un bebé nacido tras una cesárea y el papá de la criatura.
La noticia hacía referencia al Hospital de Elda que ha comenzado a ofrecer a los padres de bebés nacidos por cesárea programada de bajo riesgo la posibilidad de realizar el contacto piel con piel, permaneciendo en la habitación hasta que la madre regresa de la sala de reanimación. Según he leído el contacto piel con piel se recomienda realizarlo inmediatamente después del nacimiento. Para evitar que exista una separación físico-emocional entre madre e hijo nada más nacer, la solución más idónea pasa por una unión físico-emocional entre el padre y el bebé, facilitando el vínculo afectivo con el padre. Además a la madre le proporciona tranquilidad el hecho de saber que el padre y el bebé están juntos esperando en la habitación.
Aunque todavía existen pocos, a mi juicio, hospitales que realizan esta práctica beneficiosa tanto para los padres como para el bebé (regulación de la temperatura corporal, respiración regular más profunda, disminuyendo los periodos de apnea y aumentando el oxígeno en sangre, mejora del ritmo cardíaco, aumento del sueño profundo, favoreciendo la maduración del sistema nervioso central, reducción del llanto del bebé, etc.), me alegró saber que al menos podemos encontrar algunos y alejarnos de aquellos que no lo permiten (como el Hospital 9 d’Octubre, por poner un ejemplo).
Según el diario digital El Eco de Pinoso:
Para llevar a cabo el contacto piel con piel entre padre y bebé, la Comisión de Lactancia Materna del Hospital de Elda ha elaborado un protocolo que establece la forma de actuar en estos casos y los criterios de inclusión y exclusión en el mismo. Dicho protocolo establece que una vez realizada la cesárea, la matrona acompaña al recién nacido en incubadora o cuna al Servicio de Obstetricia donde, si la situación paterna y fetal lo permite, se realiza el contacto piel con piel que se prolonga hasta que la madre regresa de Reanimación, periodo que puede oscilar entre 90 y 120 minutos. Con un pañal y un gorro, se sitúa el bebé sobre el tórax desnudo del padre en posición semivertical, siempre en posturas que eviten las apneas obstructivas. Se cubre la espalda del recién nacido con una toalla o manta y, una vez colocado, se deja que se adapte a la nueva situación.
Este protocolo se ha puesto en marcha tras la realización de un estudio en el Hospital de Elda, donde se llevó a cabo esta actuación, y cuyos resultados han sido satisfactorios y estadísticamente significativos en cuanto a la satisfacción de los pacientes y en cuanto a lactancia materna.
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